La Asociación Regional de Empresas de Petróleo y Gas (Arpel) destaca el rol estratégico del gas natural como una “victoria rápida” en la transición energética de América Latina y el Caribe. El secretario ejecutivo de Arpel, Carlos Garibaldi, explicó que el gas natural no solo reduce emisiones de CO₂, sino que aporta seguridad y flexibilidad a los sistemas energéticos, especialmente en regiones dependientes de variables climáticas como la energía eólica, solar e hidráulica.
Garibaldi destacó que el gas natural ofrece una serie de ventajas que lo convierten en una opción atractiva para la región latinoamericana, incluyendo a Perú. Entre ellas, mencionó su menor emisión de CO₂ en comparación con otros combustibles fósiles, su disponibilidad, seguridad y madurez tecnológica. Además, subrayó su capacidad para complementar las energías renovables, brindando estabilidad al sistema energético en momentos de baja generación.
El gas natural también juega un papel sinérgico en la expansión de energías emergentes, como el biometano y el hidrógeno. Sin embargo, la descarbonización enfrenta un desafío con el metano (CH₄), un gas de efecto invernadero aún más dañino que el CO₂. Garibaldi destacó que el 60% de las emisiones de metano en la región tienen origen humano, siendo la ganadería responsable de un 55%. Por ello, planteó la necesidad de integrar tecnologías de detección, medición y reducción de fugas de metano.
Si bien el gas natural se presenta como una solución a corto plazo para la transición energética, Garibaldi reconoció la importancia de abordar el desafío del metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el CO₂. Según datos de Arpel, la mayor parte de las emisiones de metano en la región tienen origen en actividades como la ganadería y la agricultura.
«Es fundamental invertir en tecnologías que permitan detectar, medir y reducir las fugas de metano en la cadena de valor del gas natural», señaló Garibaldi.