La decisión del Gobierno peruano de impulsar la construcción de una central nuclear ha reavivado el interés en los recursos nucleares del país. En este contexto, el proyecto Macusani, liderado por la canadiense American Lithium Corp., emerge como un actor clave.
American Lithium Corp, a través de su subsidiaria peruana Macusani Yellowcake, descubrió en 2018 aproximadamente 124 millones de libras de uranio y 2.5 millones de toneladas de litio de alta ley en su yacimiento Falchani en Puno. Este uranio sería crucial para la producción de combustible nuclear, pues se trata de un mineral clave en la generación de energía nuclear mediante la fisión, una tecnología que el Minem busca implementar para asegurar el suministro energético en el país. Además, la empresa canadiense considera que Perú, como miembro fundador del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), podría posicionarse como un actor relevante en el ámbito nuclear en América Latina.
El uranio, componente fundamental para la generación de energía nuclear, ha visto un resurgimiento en su valor a nivel global. En Perú, el proyecto Macusani, ubicado en la región de Puno, alberga una de las reservas de uranio más grandes de América Latina. Según datos de 2018, se estima que el yacimiento de Falchani, parte del proyecto Macusani, contiene 124 millones de libras de este mineral.
El ministro de Energía y Minas, Rómulo Mucho, subrayó la importancia de contar con una planta nuclear, mencionando que «existe una necesidad urgente de contar con una planta en Loreto para satisfacer la creciente demanda de energía». Según el ministro, el uranio, mineral que Perú posee en cantidades significativas, se ha revalorizado casi cuatro veces en los últimos años, lo que refleja el interés global en esta fuente de energía limpia y sostenible.
La decisión de separar la operación de Macusani en una empresa independiente, aunque temporalmente pospuesta, refleja la confianza de American Lithium en el potencial de este proyecto. Con una inversión estimada de US$300 millones, Macusani se perfila como un motor de desarrollo para la región de Puno y una fuente de energía estratégica para el país.
Este panorama podría marcar un hito en la industria energética peruana, ya que tanto el gobierno como la iniciativa privada buscan alinear esfuerzos en favor de una fuente de energía limpia que podría poner al país en la ruta de la autonomía energética, aprovechando recursos propios y con el respaldo de actores clave en el sector nuclear global.