Las compañías tienen hasta mayo para salir de Venezuela tras la decisión del gobierno estadounidense.
El gobierno de Donald Trump ha revocado los permisos de importantes petroleras que exportan crudo desde Venezuela, incluyendo a la española Repsol, la italiana Eni, la francesa Maurel & Prom y la india Reliance Industries. La medida busca reforzar las sanciones contra el régimen de Nicolás Maduro y supone un golpe a la producción venezolana.
En un nuevo giro en la política energética de Washington, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha ordenado la cancelación de los permisos de exportación de crudo y derivados desde Venezuela a territorio estadounidense, afectando directamente a los socios de la estatal PDVSA. Entre las empresas damnificadas figuran la española Repsol, la italiana Eni, la francesa Maurel & Prom y la india Reliance Industries. También se incluye a la estadounidense Global Oil Terminals, lo que evidencia que la medida no solo impacta a compañías extranjeras.
El anuncio llega en un momento en el que la producción petrolera de Venezuela había mostrado signos de recuperación. En febrero, el país exportó 910.000 barriles diarios de crudo y combustible, una cifra superior a los 867.000 barriles registrados en enero, según datos de la agencia EFE. Sin embargo, con la revocación de los permisos, se prevé una disminución en los volúmenes de exportación y posibles repercusiones en los ingresos de la nación sudamericana.
Trump, además, ha impuesto un arancel del 25 % a cualquier país que adquiera petróleo venezolano, endureciendo así la presión económica sobre el gobierno de Maduro. Esta decisión forma parte de una estrategia más amplia para aislar financieramente a Caracas y restringir sus fuentes de ingreso en el mercado internacional de hidrocarburos.
Las empresas afectadas tienen hasta finales de mayo para desmantelar sus operaciones en Venezuela y liquidar sus actividades comerciales. Este plazo ha generado preocupación en los sectores energético y financiero, ya que representa un desafío logístico para las compañías involucradas, que deberán renegociar contratos y buscar alternativas para suplir la pérdida de crudo venezolano en sus operaciones globales.
En una decisión paralela, el gobierno estadounidense también revocó semanas atrás la licencia que permitía a Chevron seguir operando en Venezuela. La petrolera norteamericana deberá abandonar sus instalaciones en el país, lo que marca un punto de inflexión en la relación entre Washington y la industria petrolera venezolana.
Con estas medidas, la administración Trump refuerza su postura contra el régimen de Maduro, pero también abre interrogantes sobre el futuro del mercado energético global y las repercusiones que podrían sufrir tanto las petroleras extranjeras como la propia economía estadounidense.
