Luego de casi dos años de paralización, el gobierno de Panamá autorizó a First Quantum Minerals la ejecución de un plan de mantenimiento para la mina Cobre Panamá. Este permiso no habilita la reactivación productiva, sino que responde a la necesidad de preservar los activos de la compañía y evitar riesgos ambientales.
El plan, aprobado por el Ministerio de Comercio e Industrias, establece que los trabajos durarán entre tres y seis meses. Incluyen la conservación de instalaciones críticas, sistemas eléctricos y posibles envíos de concentrado de cobre que quedó almacenado antes del cierre. Diez entidades estatales estarán a cargo de monitorear que las labores se realicen conforme a los estándares ambientales y sin interferir con la legislación vigente.
Pese al cierre, First Quantum suspendió temporalmente el proceso de arbitraje con el Estado panameño y manifestó su interés en continuar negociando. La mina, que representó cerca del 1% de la producción mundial de cobre antes de su clausura, permanece en el centro de un debate nacional sobre los contratos mineros y la soberanía sobre los recursos naturales.
El caso de Cobre Panamá muestra cómo las tensiones entre el Estado y las empresas mineras pueden alterar el curso de operaciones estratégicas para la región y la industria global.