En una medida que podría alterar el panorama global de baterías y minerales esenciales, China ha decidido imponer restricciones a la exportación de tecnología clave para la producción de baterías de litio. Con esta acción, el país busca afianzar su liderazgo en el mercado y respaldar a gigantes como CATL, uno de sus principales fabricantes.
Estas nuevas limitaciones podrían obstaculizar los planes de expansión de empresas extranjeras que dependen de la tecnología china para procesar minerales cruciales como el litio y el galio. Actualmente, China procesa más del 70% del litio utilizado en las baterías de vehículos eléctricos, consolidándose como un actor clave en la transición energética global.
Esta medida se suma a las restricciones previas sobre la exportación de otros minerales esenciales como el antimonio, galio y germanio, que son vitales para aplicaciones tecnológicas y militares. En el último mes, los precios del antimonio aumentaron un 40% tras la prohibición de exportaciones a Estados Unidos.
Dominio del mercado de vehículos eléctricos
El sector de vehículos eléctricos (VE) en China está experimentando un crecimiento sin precedentes, alcanzando una producción récord de 10 millones de unidades en 2024. Entre enero y octubre de ese mismo año, las ventas aumentaron un 34% en comparación con el año anterior, según la Asociación China de Turismos (CPCA). Fabricantes como BYD lideran el mercado, con más de 500,000 unidades vendidas en octubre.
Estas cifras consolidan a China como el principal mercado mundial de VE, lo que refuerza su estrategia de autosuficiencia en la cadena de suministro de baterías. Además, el gobierno chino busca asegurar su dominio del 90% en la producción refinada de tierras raras, elementos cruciales para las tecnologías limpias.
Impacto en los productores occidentales
La dependencia de la tecnología china ha generado importantes desafíos para los productores occidentales de minerales críticos. Desde 2023, los precios del litio han disminuido un 80%, mientras que otros metales como el níquel y el cobalto han caído más del 40%. Esto ha llevado a recortes de producción y despidos en empresas de países como Australia, Canadá y Estados Unidos.
Como respuesta, iniciativas como la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) en Estados Unidos buscan fomentar la producción interna de minerales críticos y reducir la dependencia de China y Rusia.
Una estrategia a largo plazo
El dominio de China en la cadena de suministro de minerales esenciales no es casualidad. Desde 2006, el país ha implementado regulaciones mediante cuotas y restricciones, consolidando su posición frente a competidores occidentales. Esta estrategia ha permitido a Pekín controlar el flujo global de tierras raras y desplazar del mercado a empresas menos competitivas.
Expertos como Don Swartz, CEO de American Rare Earths, afirman que «China está decidida a mantener su supremacía en el mercado». No obstante, esta situación plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de este modelo y los riesgos que conlleva para la seguridad energética y económica global.
