La medida afectará importaciones por más de US$ 15,000 millones, incluyendo cables, tubos y varillas, y genera preocupación en la industria minera por su impacto en la demanda y el comercio internacional del cobre.
La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de aplicar un arancel del 50% a productos con contenido de cobre afecta importaciones por un valor superior a los US$ 15,000 millones registrados en 2024. La medida genera preocupación en el sector minero, por sus implicancias en el comercio global del metal y su posible efecto inflacionario en la industria manufacturera estadounidense.
El anuncio generó una caída récord en los futuros del cobre en EE. UU. durante la semana pasada, luego de que se concediera una exención inesperada a algunas formas clave del metal utilizadas en cableado. A pesar de ello, una parte significativa del volumen comercial permanece bajo el alcance del nuevo gravamen.
Productos afectados y proyecciones regulatorias
El Registro Federal de EE. UU. publicó este lunes la lista oficial de productos alcanzados por la medida. Entre ellos figuran artículos semielaborados como cables, tubos y varillas, con un valor total de importación de US$ 7,700 millones el año pasado. A esa cifra se suma un monto casi equivalente correspondiente a cables utilizados para conexiones telefónicas y de internet, según datos de Bloomberg News.
Como parte de la estrategia comercial, la Casa Blanca ha exigido elaborar un plan en un plazo de 90 días para extender los aranceles a más productos manufacturados con alto contenido de cobre. Esta medida se suma a la ampliación previa de aranceles a derivados del aluminio y el acero realizada a comienzos de 2025.
No todos pagarán el arancel del 50%
Una de las decisiones más inesperadas fue la exclusión del cobre refinado de los aranceles, lo cual sorprendió a inversionistas y operadores. Esta exención refleja la alta dependencia de Estados Unidos respecto a estas importaciones y responde, en parte, a la presión de grandes compradores que advirtieron sobre el riesgo de aumentos sustanciales en los costos.
Datos de la Comisión de Comercio Internacional de EE. UU. señalan que, durante 2024, el país importó al menos 600,000 toneladas de cobre semiacabado y cerca de 900,000 toneladas de cobre refinado. Este último grupo, valorado en aproximadamente US$ 8,400 millones, queda exento de los nuevos aranceles.
La aplicación de los gravámenes dependerá del valor del contenido de cobre en cada producto. Por ello, los productos semiacabados, compuestos casi en su totalidad por cobre, enfrentarán una carga impositiva mayor que productos como los cables de internet, donde el metal representa solo una fracción del artículo final.
