Durante el 2024, el gigante asiático se consolidó como el principal destino de los productos andinos fuera de la región, superando a Estados Unidos y la Unión Europea. Esta relación comercial estratégica impulsa nuevas oportunidades, pero también plantea desafíos para la diversificación y sostenibilidad económica del bloque.
La Comunidad Andina integrada por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú fortaleció su posición comercial a nivel global en 2024 al registrar a China como su principal socio extrarregional, concentrando el 19,3 % del total de sus exportaciones. Esta cifra confirma una tendencia que viene consolidándose en la última década, donde el gigante asiático ha ganado protagonismo como destino clave para los productos andinos, por encima incluso de Estados Unidos (19,5 %) y la Unión Europea (11,9 %).
De acuerdo con datos recientes, el valor total de las exportaciones andinas hacia China alcanzó los 31 900 millones de dólares, representando un crecimiento promedio anual del 10,3 % en los últimos diez años. Esta relación comercial ha sido clave para sostener las economías del bloque, especialmente en un contexto global marcado por la recuperación económica postpandemia y las fluctuaciones en los mercados de materias primas.
Minería, energía y agroindustria como motores del intercambio
Los países de la CAN han encontrado en China un socio estratégico para su producción primaria y semi-industrializada. Perú, por ejemplo, envió en enero de 2025 el 34 % de sus exportaciones al país asiático, mayoritariamente minerales como cobre, hierro y oro. Colombia y Ecuador también han incrementado significativamente sus envíos, destacando en sectores como la agroindustria, el petróleo y derivados, mientras que Bolivia mantiene una presencia creciente en el comercio de recursos naturales y alimentos procesados.
Esta relación ha sido facilitada por tratados de libre comercio, como el vigente entre Perú y China desde 2010, así como negociaciones bilaterales más recientes con Ecuador, que han permitido reducir barreras arancelarias y fortalecer los vínculos logísticos y diplomáticos.
Una alianza con proyección estratégica
Además del comercio tradicional, China ha mostrado un creciente interés en participar en proyectos de inversión en infraestructura, energía y telecomunicaciones en la región andina. La cooperación tecnológica, el financiamiento de obras públicas y el impulso a las energías renovables figuran como áreas emergentes en la agenda bilateral.
La Secretaría General de la Comunidad Andina ha señalado que esta relación no solo debe verse como un intercambio comercial, sino como una oportunidad para desarrollar capacidades productivas, acceder a nuevas tecnologías y mejorar la competitividad de los países miembros. No obstante, también recalcaron la importancia de mantener un equilibrio en las relaciones internacionales y evitar una excesiva dependencia de un solo socio estratégico.
Desafíos para la diversificación y sostenibilidad
Pese a los beneficios evidentes de este crecimiento comercial, los expertos advierten sobre el riesgo de concentrar una parte significativa de las exportaciones en un único mercado. Las economías andinas siguen siendo fuertemente dependientes de productos primarios, cuyos precios están sujetos a la volatilidad del mercado global. Por ello, se vuelve urgente promover políticas de diversificación productiva, industrialización con valor agregado y expansión hacia nuevos destinos comerciales en Asia, África y Medio Oriente.
Asimismo, la CAN viene evaluando mecanismos regionales para mejorar la logística exportadora, armonizar normativas sanitarias y fitosanitarias, y promover estándares sostenibles que garanticen el cumplimiento de principios ambientales y sociales en los intercambios internacionales.
Perspectivas hacia 2025 y más allá
Las proyecciones para el presente año anticipan que China continuará siendo un socio prioritario, especialmente si se consolidan nuevas rutas comerciales, inversiones estratégicas y plataformas conjuntas de cooperación. El reto será aprovechar esta relación de manera inteligente, fomentando la innovación, la diversificación y el desarrollo humano sostenible en cada país andino.
La Comunidad Andina reafirma así su papel como un actor regional dinámico y con vocación global, que encuentra en su diálogo con China una vía concreta para impulsar su crecimiento económico y fortalecer su presencia en el escenario internacional.
