Destacan que optimizar el consumo de energía, especialmente en motores eléctricos, puede generar ahorros de hasta 40% en la factura eléctrica.
En un escenario de creciente demanda energética en el país, la eficiencia deja de ser una opción técnica para convertirse en una decisión central en las estrategias empresariales. Gerald Quispe, responsable del área de Soluciones Energéticas de Fenix, lo resume como la eficiencia energética que debería ser una decisión estratégica, donde se implicaría producir más usando menos recursos, y hacerlo de forma inteligente.
Los estudios de Fenix indican que los motores eléctricos consumen hasta el 75% de la energía utilizada en procesos industriales, lo que los convierte en una pieza clave para lograr ahorros importantes en el corto y largo plazo.
Con un enfoque adecuado, que incluya evaluación del rendimiento de los motores, corrección del uso de energía reactiva y control de la demanda, las empresas nacionales podrían reducir hasta un 40% del costo de su recibo eléctrico. Quispe subraya que muchas organizaciones aún no dimensionan cuánto están pagando por no ser eficientes; un costo oculto que afecta directamente su competitividad.
Además, bajo esta perspectiva, medir con precisión, interpretar correctamente los datos y actuar en consecuencia se transforma en la fórmula esencial para reducir la huella de carbono sin afectar la eficiencia operativa. El primer paso hacia un futuro sostenible es gestionar de forma eficiente la energía que se consume en las industrias.
Javier Maraví, experto en políticas energéticas, sostiene que mirar la eficiencia solo como ahorro económico es limitar su verdadero potencial. Según él, se trata de una herramienta transversal que habilita mejoras en innovación, imagen corporativa y sostenibilidad.
Desde el sector público, el avance también es visible. El Ministerio de Energía y Minas ha creado la Dirección General de Eficiencia Energética y ha promovido estándares para auditorías energéticas que permiten evaluar oportunidades en instituciones estatales. En el ámbito privado, la meta es alinear las prácticas con la norma internacional ISO 50001.
Para las empresas, implementar motores de alto rendimiento, sistemas de compensación de energía reactiva, variadores de frecuencia y plataformas de gestión de consumo no solo es factible, sino rentable en el corto plazo. Como concluye Quispe, la eficiencia energética es una herramienta de cambio inmediato, es la base sobre la que se construyen industrias más competitivas, resilientes y responsables.
