La minería peruana continúa demostrando señales de recuperación sostenida en 2025. Según datos oficiales del Ministerio de Energía y Minas (Minem), la producción de cobre —principal producto de exportación del país— registró un incremento de 4,8% en marzo en comparación con el mismo mes del año pasado. Este resultado marca el cuarto mes consecutivo de crecimiento para el metal rojo, consolidando una tendencia positiva que viene empujando la actividad económica en diversas regiones del país.
El repunte de marzo fue impulsado principalmente por mayores niveles de extracción en las regiones de Apurímac, Ica, Lima y Junín, zonas que concentran operaciones mineras de relevancia nacional. En Apurímac, proyectos como Las Bambas continúan recuperando niveles de producción tras los conflictos sociales de años anteriores. Por su parte, en Ica y Lima, operaciones más pequeñas han logrado optimizar sus procesos, mientras que Junín ha reportado una importante reactivación productiva en unidades clave como Toromocho.
La mejora en la producción cuprífera ocurre en un contexto internacional favorable, con precios que se han mantenido al alza debido al dinamismo de la demanda industrial, especialmente por parte del sector tecnológico y de energías renovables. Este escenario ha favorecido la rentabilidad de los productores locales, incentivando mayores niveles de extracción.
Pero el cobre no fue el único metal que registró avances. De acuerdo con el reporte del Minem, otros metales también mostraron crecimientos notables durante el mes de marzo. La producción de plata subió en 19,6%, el zinc en 17,5%, el plomo en 17,3%, el molibdeno en 15,9% y el oro en 0,03%. Este desempeño generalizado sugiere una reactivación más amplia del sector minero, que había sido afectado por diversos factores en años anteriores, incluyendo conflictos sociales, restricciones logísticas y menores inversiones.
Este panorama de recuperación no solo tiene un impacto en las cifras macroeconómicas, sino que también se traduce en beneficios directos para las economías regionales. El crecimiento en la producción minera genera mayores ingresos por canon y regalías para las regiones productoras, permitiendo financiar obras de infraestructura, educación y salud. Además, se generan puestos de trabajo directos e indirectos en torno a las operaciones mineras y sus cadenas de suministro.
