El aumento de tarifas por parte de Estados Unidos podría afectar la economía y el sector energético de América Latina y el Caribe, según un informe de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE).
La Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) ha alertado sobre las posibles repercusiones que el incremento de tarifas energéticas por parte de Estados Unidos podría tener en América Latina y el Caribe. Según un reciente estudio, las exportaciones energéticas entre la región y EE.UU. alcanzaron los 146.587 millones de dólares en 2023, más del doble de los 68.031 millones reportados en 2020.
Este crecimiento en el comercio energético ha generado un superávit para EE.UU., cuyas exportaciones hacia América Latina y el Caribe son al menos el doble de sus importaciones desde la región. En 2024, los principales países exportadores de petróleo y derivados hacia EE.UU. fueron México (34%), Brasil (15%), Colombia (14%) y Venezuela (13%), sumando casi 1,4 millones de barriles.
La OLADE advierte que el aumento de tarifas por parte de EE.UU., junto con posibles medidas compensatorias de otros países, podría afectar el desempeño de la economía mundial, con un potencial efecto recesivo que impactaría a América Latina y su sector energético. Esto podría desacelerar las inversiones en infraestructura y transición energética en la región.
Además, una desaceleración global podría llevar a una disminución en los precios del petróleo, lo que tendría implicaciones tanto positivas como negativas para la región. Mientras que los países importadores netos podrían beneficiarse de precios más bajos, los exportadores verían reducidos sus ingresos fiscales y su estabilidad macroeconómica.
La estructura comercial actual muestra que el 80% de las exportaciones energéticas de EE.UU. hacia América Latina y el Caribe son petróleo y derivados, y cerca del 20% es gas natural. Por otro lado, casi todas las ventas de la región a EE.UU. corresponden a petróleo.
Ante este panorama, la OLADE sugiere estrategias como la diversificación de mercados hacia Europa y Asia, el fortalecimiento de proyectos de integración regional y el avance hacia matrices energéticas más sostenibles y autosuficientes. Estas medidas buscan aumentar la resiliencia de la región ante posibles crisis externas.
En conclusión, la OLADE destaca la importancia de establecer políticas preventivas y de diversificación que protejan los intereses energéticos y económicos de América Latina y el Caribe frente a los cambios en las políticas comerciales de Estados Unidos.
