La petrolera británica abandona su ambicioso plan de transición energética y aumenta su apuesta por el petróleo y el gas, con una inversión anual de 10.000 millones de dólares en hidrocarburos.
En una decisión que marca un cambio radical en su estrategia, la empresa británica BP anunció el miércoles que reforzará su inversión en hidrocarburos y reducirá su compromiso con las energías renovables. Esta nueva dirección busca revertir la caída de sus ganancias y responder a la creciente presión de sus accionistas.
«Aumentaremos nuestras inversiones y nuestra producción para generar energía con alto margen en los próximos años», declaró Murray Auchincloss, director general de BP. El ejecutivo agregó que, si bien seguirán invirtiendo en la transición energética, serán «muy selectivos» en estos proyectos.
Del liderazgo climático al retorno a los combustibles fósiles
Desde 2020, BP se había posicionado como una de las petroleras más ambiciosas en su plan de neutralidad de carbono, con la promesa de reducir en 25% su producción de hidrocarburos para 2030. Sin embargo, la empresa ya había comenzado a moderar sus objetivos climáticos en los últimos años, y en diciembre de 2023 adelantó que reduciría significativamente sus inversiones en renovables.
El nuevo plan presentado confirma esa tendencia. BP aumentará su producción de petróleo y gas hasta 2030, en lugar de reducirla, y destinará 10.000 millones de dólares anuales a estos sectores, lo que representa dos tercios de sus inversiones proyectadas para 2025. A la vez, recortará 5.000 millones de dólares al año en proyectos de transición energética, dejándolos en un rango de 1.500 a 2.000 millones de dólares anuales.
Presión de inversionistas y caída de ganancias
El giro estratégico de BP ocurre en un momento de fuerte presión por parte de sus accionistas, quienes exigen mayores retornos y una revisión de sus metas climáticas. Fondos de inversión como Bluebell Capital han calificado de «irracional» la estrategia de BP en energías limpias y han solicitado ajustes drásticos.
Además, la compañía enfrenta una situación financiera difícil: en 2023, BP registró una caída del 97% en sus ganancias netas, lo que ha provocado una ola de cuestionamientos sobre la viabilidad de su modelo de negocio.
El fondo Elliott Management, conocido por exigir cambios estratégicos en empresas en crisis, habría adquirido recientemente una «importante participación» en BP, según informaciones de la prensa británica.
Venta de activos y el futuro de Castrol
Dentro de su reestructuración, BP también anunció que planea deshacerse de activos por 20.000 millones de dólares hasta 2027, lo que podría incluir la venta de su icónica división de lubricantes Castrol.
Esta drástica reconfiguración ha generado fuertes críticas de sectores ambientales. «Esta es una prueba de que las empresas de combustibles fósiles no pueden o no quieren ser parte de la solución a la crisis climática», declaró Charlie Kronick, asesor climático de Greenpeace Reino Unido.
Con esta nueva estrategia, BP se suma a otras petroleras que han optado por reforzar su producción de hidrocarburos, priorizando la rentabilidad inmediata sobre los compromisos climáticos.
