Petro-Perú admite que su planta clave en Talara está detenida desde diciembre, pero atribuye la pausa a una estrategia comercial y no a fallas técnicas.
Petro-Perú ha confirmado que la planta de Flexicoquing (FCK), la más importante de la nueva refinería de Talara, se encuentra paralizada desde diciembre pasado. La información, adelantada semanas atrás por diario El Comercio, se había mantenido en reserva hasta que la estatal reconoció su detención, aunque aseguró que responde a una decisión comercial y no a un desperfecto.
Oscar Vera, gerente general de Petro-Perú, afirmó que la planta está «en stand by» porque actualmente la empresa no está procesando crudos pesados, para los cuales la FCK fue diseñada. “En este momento, el precio del crudo pesado ha igualado al del crudo liviano, lo que hace que sea más rentable procesar este último”, explicó Vera.
Sin embargo, especialistas del sector, como el expresidente de Petro-Perú, César Gutiérrez, cuestionan esta versión y consideran que la empresa busca encubrir problemas técnicos. Según Gutiérrez, la refinería fue diseñada para procesar mayoritariamente crudo pesado, por lo que detener la FCK ante fluctuaciones de precios contradice su propósito y pone en duda la viabilidad de su diseño.
Fuentes del sector afirman que la detención de la FCK responde a desperfectos ocurridos a fines de diciembre. Esta planta, considerada el componente más sofisticado de la refinería, se encarga de convertir los residuos pesados del proceso en productos de mayor valor agregado, como gasolinas, diésel y GLP con bajo contenido de azufre.
En medio de esta controversia, la estatal ha reiterado que su estrategia permitirá que la refinería opere con mayor flexibilidad. No obstante, ha reconocido que ya está en proceso el reinicio de la FCK y que se espera que vuelva a operar completamente en marzo.
Mientras tanto, Petro-Perú enfrenta otros desafíos financieros. Su presidente, Alejandro Narváez, anunció que la empresa cerrará el año con una pérdida de US$805 millones, menor a la proyectada previamente en US$1.030 millones. Para revertir esta situación, la estatal busca incrementar su participación en el mercado de combustibles, pasando del 25% al 38% para 2025.
Otro tema clave es la auditoría de los estados financieros de 2024, labor que en los últimos ocho años ha estado a cargo de PwC. La firma tenía hasta el 17 de febrero para confirmar su interés en continuar con la auditoría. De no aceptar, la empresa buscará otra firma para garantizar la transparencia de sus cuentas.
En paralelo, Petro-Perú ha descartado la venta de su sede en San Isidro, aunque ha anunciado un plan para deshacerse de 55 inmuebles con el objetivo de generar liquidez. Esta medida forma parte de un plan más amplio de estabilización financiera tras años de crisis en la petrolera estatal.
La situación de la refinería de Talara sigue siendo un tema de debate. Mientras Petro-Perú sostiene que la detención de la FCK es una decisión estratégica, las dudas persisten sobre las verdaderas razones detrás de su paralización y el impacto que esto tendrá en el futuro de la empresa.
