La abundancia de producción y la desaceleración en la demanda de vehículos eléctricos mantienen la presión a la baja en los precios del litio, con una recuperación proyectada recién a partir de 2027.
El mercado global del litio atraviesa un período de desequilibrio marcado por una oferta abundante y una demanda que no crece al ritmo esperado, lo que genera un superávit que se extenderá durante 2025 y 2026. Esta situación mantiene los precios en niveles reducidos, especialmente en Asia, donde el carbonato de litio alcanzó mínimos históricos en mayo, mientras que Sudamérica registra valores algo superiores pero también a la baja.
Asimismo, este exceso de oferta se debe principalmente a la fuerte producción en China y Australia, junto con una demanda contenida por factores macroeconómicos, tensiones comerciales y una desaceleración en la fabricación de baterías, afectada además por aranceles impuestos por Estados Unidos. A pesar de un breve optimismo tras la reducción temporal de tarifas entre EE. UU. y China, la presión sobre los precios persiste.
Por su parte, los expertos coinciden en que esta coyuntura no es sostenible a largo plazo. Se espera que los precios comiencen a recuperarse hacia 2027, cuando la oferta se ajuste y la demanda de vehículos eléctricos se reactive con mayor fuerza. Para entonces, el precio del carbonato de litio podría alcanzar alrededor de US$15,000 por tonelada, tras mantenerse cerca de US$8,500 a US$9,600 en los próximos dos años.
Por otro lado, en el corto plazo, la industria enfrenta desafíos significativos, con márgenes de rentabilidad reducidos y posibles cierres o recortes en operaciones menos eficientes, especialmente en explotaciones de litio de roca cuyos costos superan los precios actuales. La demanda, aunque con un potencial robusto a largo plazo, sigue limitada por la desaceleración económica global y la competencia de tecnologías alternativas para baterías.
Esta dinámica obliga a los productores y analistas a mantener una postura cautelosa, esperando que el mercado se estabilice y ajuste en los próximos años para sostener el crecimiento esperado de la electromovilidad y la transición energética mundial.