Minerquim lanza una fibra biodegradable y selectiva para hidrocarburos con apoyo de ProInnóvate. El producto ya tiene presencia internacional y promete transformar la gestión ambiental en sectores clave.
Como parte de una estrategia para fortalecer la protección ambiental en costas y océanos del país, el Ministerio de la Producción (Produce), mediante el programa ProInnóvate, impulsa el desarrollo de Oil Control, una fibra biodegradable elaborada por la empresa peruana Minerquim. Esta tecnología permite enfrentar derrames de hidrocarburos de manera eficiente y sostenible, tanto en ambientes marinos como terrestres.
El producto, resultado de varios años de investigación centrada en economía circular, es 100% biodegradable, no inflamable ni tóxico, y tiene una alta capacidad de absorción para hidrocarburos sin retener agua. Además, su fabricación a partir de residuos orgánicos de la industria animal refuerza su enfoque ambiental. Un solo kilogramo de la fibra puede absorber hasta siete litros de combustibles.
A diferencia de productos sintéticos similares, Oil Control representa un ahorro de hasta 260% en costos. La innovación cuenta con validaciones de instituciones como Imarpe, la Universidad Nacional de Ingeniería y la Marina de Guerra del Perú. Gracias al financiamiento no reembolsable del programa StartUp Perú, Minerquim ha podido escalar esta solución y proyectarla a nivel internacional.
La empresa ya posee una patente provisional y se encuentra próxima a obtener el registro definitivo ante Indecopi. Actualmente, Oil Control está disponible comercialmente y apunta a sectores como minería, pesca e industrias que trabajan con hidrocarburos. Su presencia ya se ha consolidado en países como Chile.
En 2022, Minerquim fue convocada durante el derrame en Ventanilla, aunque en ese entonces no contaba con los permisos necesarios para operar en aguas profundas. Hoy, con todas las autorizaciones vigentes, la compañía está lista para intervenir en cualquier emergencia ambiental marina.
Según alertó la empresa, en los últimos cinco años, cinco países de América Latina han reportado más de 168,000 barriles de petróleo derramados, con pérdidas económicas superiores a los 25,000 millones de dólares.
