El Gobierno anunció un megaplan de obras para modernizar la red de transmisión, con 17 proyectos estratégicos y nuevas conexiones internacionales.
Con el objetivo de mejorar la calidad del suministro eléctrico y prevenir nuevos apagones, el Gobierno argentino anunció un plan de infraestructura energética valuado en más de 6.600 millones de dólares. La iniciativa contempla la ejecución de 17 obras clave de transmisión eléctrica a lo largo del país, bajo un modelo de concesión privada que no representará una carga financiera directa para el Estado. Según explicó la Secretaría de Energía, los usuarios solo comenzarán a pagar las obras mediante sus tarifas una vez que entren en operación.
El anuncio fue respaldado por el vocero presidencial, Manuel Adorni, quien adelantó que el ministro de Economía, Luis Caputo, declarará a través de una resolución que los proyectos son prioritarios. El propósito es revitalizar el Sistema Argentino de Interconexión (SADI), optimizar la capacidad de transmisión y resolver cuellos de botella críticos que afectan la red. Datos oficiales revelan que más de un tercio de las instalaciones eléctricas actuales han superado su vida útil, y que no se ejecutan grandes obras de alta tensión desde 2017.
El ambicioso programa contempla la construcción de 5.610 kilómetros de nuevas líneas de transmisión, lo que representa un incremento del 38% respecto a la red existente, así como la ampliación de estaciones transformadoras de 500 kV. Las obras estarán distribuidas en varias provincias, entre ellas Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Santa Cruz, Chubut, Catamarca y Salta.
Además, se prevén nuevas interconexiones internacionales con Paraguay y Bolivia. La adjudicación de los contratos se realizará mediante licitaciones tanto nacionales como internacionales.
Este plan estructural llega tras una serie de apagones que pusieron en evidencia la fragilidad del sistema, especialmente en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde en marzo más de 740.000 usuarios se vieron afectados por fallas en cables de alta tensión.
La interrupción del servicio provocó trastornos en el transporte público, incluidos cortes en el subte y la paralización de trenes. Con esta iniciativa, el Gobierno busca dar un salto cualitativo en el sistema energético y sentar las bases para un servicio más estable y confiable.
