La implementación de tecnologías de recobro mejorado y la explotación de campos en declive permitieron aumentar ligeramente las reservas de petróleo en 2024. Sin embargo, las reservas de gas natural cayeron un 13% debido a la falta de políticas públicas de largo plazo y desafíos en infraestructura.
El más reciente informe de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) revela que, al cierre de 2024, las reservas probadas de petróleo en Colombia alcanzaron los 2.035 millones de barriles, lo que representa un incremento del 0,74% respecto al año anterior. Esta cifra equivale a 7,2 años de consumo, superando los 7,1 años registrados en 2023.
Este aumento se atribuye principalmente a la aplicación de tecnologías de recobro mejorado y a la producción incremental en campos maduros. Según Mónica Torres, counsel de CMS Rodríguez Azuero, «se aplicaron tecnologías que permiten extraer hidrocarburos remanentes en yacimientos en etapa de declinación, así como programas de aceleración para optimizar la producción en campos que aún son productivos».
Además, la ANH informó que en el último año se logró una reposición de barriles de petróleo del 105%, es decir, se repusieron 105 barriles por cada 100 barriles producidos, lo que contribuyó a estabilizar las reservas.
Sin embargo, el panorama para el gas natural es menos alentador. Las reservas probadas de este hidrocarburo disminuyeron un 13%, pasando de 2.373 giga pies cúbicos (Gpc) en 2023 a 2.064 Gpc en 2024, lo que equivale a 5,9 años de consumo, frente a los 6,1 años del año anterior.
Torres atribuye esta caída a la ausencia de una política pública de largo plazo, lo que ha obstaculizado tanto la exploración como el desarrollo de infraestructura para la importación de gas. «La política basada en utilizar tecnología para sacar los remanentes de hidrocarburos no es suficiente y no garantiza el abastecimiento confiable de estos energéticos», expresó.
Además, el experto en temas energéticos, Sergio Cabrales, explicó que hasta 2018 existieron incentivos a la inversión mediante deducciones y beneficios fiscales, lo que consolidó al sector petrolero como uno de los motores de la economía. Sin embargo, advirtió que la reforma tributaria de 2022 incrementó la participación del Estado en las utilidades de los proyectos petroleros, elevando el ‘government take’ de 63% a 80%. A su juicio, este enfoque reduce la rentabilidad y desincentiva la inversión.
Cabrales también destacó que las condiciones actuales del sector han llevado al retiro de grandes compañías petroleras como ExxonMobil, Repsol, ConocoPhillips, Chevron, British Petroleum y Shell, las cuales ya no contemplan proyectos relevantes en el país.
Ante este escenario, el Gobierno Nacional ha anunciado una serie de medidas para estimular la producción de petróleo y gas, incluyendo la implementación de técnicas mejoradas de recobro y la agilización de procesos para superar contingencias en los contratos y convenios de hidrocarburos vigentes.
La estabilización de las reservas de petróleo representa un avance significativo para la seguridad energética del país. No obstante, la disminución en las reservas de gas natural y la salida de grandes inversionistas del sector plantean desafíos importantes que requerirán políticas públicas sólidas y una estrategia integral para garantizar el abastecimiento energético a largo plazo.
