Desconocidos dañaron intencionalmente un componente crítico del sistema de transporte de hidrocarburos en la selva norte peruana, provocando un derrame de petróleo que afectó cursos de agua esenciales para comunidades nativas. El incidente, registrado en la comunidad Sinchi Roca de la provincia de Datem del Marañón, marca el cuarto ataque deliberado contra esta infraestructura energética en el presente periodo.
Petroperú implementó de inmediato su protocolo de contingencias, logrando controlar la fuga inicial. Sin embargo, la empresa estatal enfrenta serias dificultades para completar las labores de remediación ambiental debido a protestas de líderes comunitarios que exigen contrataciones locales y financiamiento para proyectos municipales. Las mesas de diálogo con participación de la PCM y la Defensoría del Pueblo no han logrado acuerdos sostenibles hasta el momento.
La empresa operadora activó protocolos de emergencia para contener el crudo derramado, aunque enfrenta limitaciones para completar las labores de limpieza debido a protestas de la población local. Representantes comunitarios mantienen exigencias laborales y de financiamiento para obras públicas, condiciones que la compañía petrolera considera inviables por crear incentivos contraproducentes.
Este conflicto persistente evidencia los desafíos de operar infraestructura estratégica en zonas con necesidades sociales urgentes. Los reiterados ataques no solo generan daños ecológicos irreversibles en frágiles ecosistemas amazónicos, sino que comprometen la sostenibilidad del sistema de transporte energético nacional. La situación revela el delicado equilibrio entre la protección de infraestructura estratégica y las demandas sociales en zonas alejadas. Cada sabotaje no solo representa pérdidas millonarias para el Estado, sino que deja secuelas duraderas en ecosistemas sensibles y en la salud de poblaciones vulnerables.