Con décadas de experiencia y tecnología avanzada, Corea del Sur se posiciona como un proveedor confiable de energía nuclear, atrayendo la atención de países que buscan alternativas a Rusia y China en el sector energético.
El mapa energético mundial está experimentando un giro notable. A medida que crece la necesidad de fuentes de energía sin emisiones y seguras, Corea del Sur hasta hace poco un actor poco visible en el escenario nuclear emerge como una de las potencias más fiables y eficientes en este sector.
Con más de 50 años de experiencia acumulada, Corea del Sur ha logrado combinar desarrollo tecnológico, capacidad industrial y disciplina en la ejecución de proyectos. La empresa Doosan Enerbility, ubicada en la ciudad industrial de Changwon, alberga la prensa de forja más grande del mundo, un equipamiento esencial para la fabricación de componentes nucleares de gran escala. Esta infraestructura ha permitido a Corea destacar por su capacidad de producción propia, sin depender de proveedores externos.
Uno de los casos más emblemáticos de su éxito internacional es la planta de Barakah en Emiratos Árabes Unidos. A diferencia de otros gigantes del sector, Corea del Sur logró entregar los reactores en plazos razonables y con sobrecostes muy por debajo de lo habitual, una rareza en un sector históricamente marcado por retrasos y presupuestos inflados.
Los expertos proyectan que en los próximos 25 años se necesitarán alrededor de nueve billones de dólares para triplicar la capacidad nuclear del planeta. Esta demanda se ve potenciada por el auge de tecnologías intensivas en consumo energético, como la inteligencia artificial, que requieren una base energética estable y libre de emisiones.
Mientras Europa y Estados Unidos buscan reducir su dependencia tecnológica de Rusia y China, Corea del Sur se presenta como una alternativa confiable. El país ya ha sido elegido como contratista preferente para construir reactores en Chequia y tiene el objetivo de exportar al menos diez reactores nucleares de aquí al 2030.
“Tenemos la experiencia, tenemos el talento humano y tenemos los procesos estandarizados”, aseguran ejecutivos del sector entrevistados en el artículo. Este posicionamiento, respaldado por políticas de Estado que promueven la energía nuclear como parte clave de la matriz energética, está convirtiendo a Corea del Sur en un referente internacional, aunque su ascenso todavía pase algo desapercibido fuera del círculo especializado.
A medida que el mundo busca soluciones energéticas sostenibles y escalables, Corea del Sur se perfila como el «gran tapado» que está listo para asumir un rol protagónico en el futuro energético global.
