En un escenario global marcado por el cambio climático y la creciente presión sobre los recursos naturales, el uso responsable y eficiente del agua se ha convertido en un pilar clave para garantizar la sostenibilidad de la minería.
Esta industria, esencial tanto para el crecimiento económico como para impulsar la transición hacia energías limpias, depende del recurso hídrico en múltiples fases operativas, desde la perforación y procesamiento de minerales, hasta el control de emisiones de polvo y, en algunos casos, la generación energética. En regiones con escasez hídrica como ciertas áreas mineras de Perú, Chile o Australia esta demanda puede generar conflictos con otros sectores, como la agricultura o las comunidades locales.
Un recurso vital para la operación minera
El agua cumple un rol indispensable en procesos como la flotación, lixiviación y transporte de relaves, siendo un insumo sin el cual no sería posible extraer y concentrar minerales de manera eficaz. No obstante, su uso intensivo ha generado preocupaciones ambientales que han motivado a la industria a adoptar prácticas más sostenibles. Las normativas cada vez más exigentes, junto con una mayor conciencia ambiental y social, han llevado a las compañías mineras a replantear su gestión del agua, incorporando principios de economía circular en sus estrategias operativas.
Innovación tecnológica para una gestión más eficiente
Ante estos desafíos, el sector minero está incorporando soluciones tecnológicas avanzadas que permiten reducir el consumo de agua fresca y aumentar la reutilización interna. Entre las iniciativas más relevantes se destacan.
Estas acciones se enmarcan en un enfoque más amplio, donde la minería se encamina hacia un modelo más sostenible y resiliente. Una gestión eficiente del agua no solo implica beneficios ambientales y reducción de costos, sino que también refuerza la confianza con las comunidades y mejora la aceptación social del sector.
