La comunidad campesina de Escohorno, en Apurímac, y la minera Las Bambas unieron fuerzas para transformar la realidad educativa de la zona. Gracias a una inversión conjunta, brindarán a los estudiantes espacios dignos y adecuados para su formación académica.
Hasta hace poco, los jóvenes de Escohorno enfrentaban serias dificultades para acceder a una educación de calidad. Las clases se dictaban en ambientes prestados o improvisados, lo que llevó a muchos padres a trasladar a sus hijos a otras localidades en busca de mejores oportunidades. Sin embargo, gracias a la alianza entre la comunidad y la empresa minera, esta situación ha cambiado radicalmente.
El proyecto se ejecutó bajo la modalidad de contrapartida, donde Las Bambas proporcionó materiales y mano de obra calificada, mientras que la comunidad aportó mano de obra no calificada. Esta colaboración permitió no solo la construcción de los salones, sino también la implementación de servicios higiénicos, creando un entorno educativo completo y adecuado para los estudiantes. Actualmente, 28 estudiantes cursan la secundaria en esta institución.
Durante la ceremonia de inauguración, tanto el presidente comunal, Raúl Moreano, como el director de la Institución Educativa, Jorge Chipa Huamanñahui, expresaron su agradecimiento por esta importante iniciativa. Evelin Lozano, representante de Minera Las Bambas, destacó el compromiso de la empresa con el desarrollo de las comunidades vecinas, señalando que «nos unimos, comunidad y empresa, para que nuestros jóvenes tengan mejores oportunidades».