El primer ministro propone una oficina federal para agilizar grandes proyectos, impulsar minerales críticos y reforzar la soberanía energética del país frente a la dependencia de Estados Unidos.
Durante un acto de campaña en Calgary, el primer ministro y líder del Partido Liberal, Mark Carney, presentó un ambicioso plan para posicionar a Canadá como la principal potencia energética global. La propuesta contempla la creación de una Oficina Federal de Grandes Proyectos, encargada de evaluar y aprobar iniciativas clave en un plazo máximo de dos años bajo el principio de un proyecto, una revisión.
El objetivo, explicó Carney, es eliminar duplicidades entre procesos federales y provinciales y así agilizar el desarrollo de proyectos estratégicos para el país. Además, impulsar con decisión los proyectos que aseguren la soberanía energética de Canadá, abran nuevos mercados y fortalezcan su economía sin dejar de reducir las emisiones contaminantes.
Canadá exporta alrededor de 4 millones de barriles de crudo diarios, en su mayoría hacia Estados Unidos, y depende de infraestructura transfronteriza para abastecer su propio territorio. Las tensiones con Washington, acentuadas por decisiones del expresidente Donald Trump, han motivado al gobierno canadiense a replantear su dependencia energética externa.
Minerales críticos y revitalización industrial
En otro anuncio relevante, Carney informó que su gobierno planea ampliar los incentivos fiscales para fomentar la exploración de minerales estratégicos, esenciales para tecnologías limpias, defensa y fabricación de semiconductores. También se extendería el alcance de los beneficios tributarios a los estudios técnicos y al reacondicionamiento de terrenos industriales abandonados para usos productivos.
La propuesta fue bien recibida por la Asociación Minera de Canadá. Su director ejecutivo, Pierre Gratton, calificó el anuncio como un avance significativo, este incluye muchos elementos que han impulsando desde hace tiempo. Marcando una gran diferencia en el corto y mediano plazo para la producción nacional de minerales críticos.
Tanto liberales como conservadores han expresado su respaldo a la renovación del crédito fiscal para la exploración minera, vencido en marzo. Gratton señaló que, aunque la industria mantiene cierta cautela ante promesas anteriores incumplidas, existe un renovado optimismo ante la presión geopolítica que hoy impulsa la construcción de proyectos clave.
Una visión en disputa
Pese a que Carney es originario de Alberta, una provincia con fuerte arraigo en la industria del petróleo, los votantes de esa región tienden a respaldar al Partido Conservador, escépticos ante las propuestas liberales. Poilievre ha prometido reducir impuestos, desregular el sector energético y crear un corredor nacional de energía, que contaría con autorizaciones anticipadas a múltiples niveles de gobierno.
Por su parte, Carney apuesta por un fondo de 5.000 millones de dólares canadienses para desarrollar infraestructura que facilite las exportaciones energéticas y comerciales del país.
No obstante, organizaciones ambientalistas han cuestionado la intención del gobierno liberal de seguir expandiendo la producción de hidrocarburos. Keith Stewart, experto en energía de Greenpeace Canadá, sostuvo que el país debería enfocarse en liderar con energías limpias y tecnologías verdes.