La minería y la agricultura en el valle de Tambo han encontrado un punto de equilibrio con el compromiso de Southern Perú de construir una represa para garantizar el abastecimiento de agua.
A pesar de las críticas de sectores opuestos a la inversión, el proyecto minero Tía María sigue en marcha, consolidándose como un ejemplo de gestión responsable en lo social y ambiental. Su integración con la agricultura del valle de Tambo en la provincia de Islay, Arequipa, se fortalece, demostrando que ambas actividades pueden complementarse en beneficio del desarrollo local.
Hace algunos años, en una visita al valle de Tambo, dialogamos con distintos pobladores para comprender las razones del conflicto en torno a la mina. Contrario a lo que se podría pensar, la mayoría no rechazaba el proyecto en sí, sino que su preocupación principal radicaba en la falta de cumplimiento del Estado.
La comunidad había escuchado, desde la década de 1960, la promesa de una represa que garantizaría el abastecimiento de agua, pero el compromiso nunca se concretó.
A lo largo de los años, múltiples gobiernos, desde ministros hasta presidentes, aseguraron que la obra se ejecutaría, pero siempre quedó postergada. Esta constante dilación generó escepticismo y desconfianza entre los habitantes del valle. Sin embargo, el panorama ha comenzado a cambiar.
La minería y la agricultura han encontrado un punto de convergencia, y el gobierno actual entiende que la reactivación económica pasa por fomentar la inversión privada.
El problema en el valle de Tambo no es la escasez de agua, ya que el caudal del río es abundante en la mayor parte del año. La dificultad surge en los períodos de sequía, cuando la demanda supera la disponibilidad.
La solución es construir una represa que almacene el recurso y evite su desperdicio en el mar. Sin esta infraestructura, garantizar el suministro hídrico de manera constante será una tarea imposible.
Southern Perú, la empresa a cargo del proyecto Tía María, ha dado un paso crucial al culminar los estudios de perfil para la represa de Tambo.
A diferencia de promesas incumplidas del pasado, este compromiso proviene de una compañía que ya ha ejecutado con éxito obras similares, como la represa de Cularjahuira en Tacna, además de financiar proyectos educativos en diversas regiones del país.
La evidencia es la convivencia entre minería y agricultura es factible y beneficiosa cuando existe planificación y voluntad de colaboración. Con el respaldo de inversiones responsables y un Estado comprometido con el desarrollo, el valle de Tambo puede finalmente ver materializados sus anhelos de progreso y estabilidad.