En un movimiento poco común, ambos sectores solicitarán a la administración de Trump mayores volúmenes de biocombustibles en los combustibles fósiles a partir de 2026.
Las históricamente enfrentadas industrias del petróleo y los biocombustibles han encontrado un enemigo común: la electrificación del transporte. Esta semana, grupos representativos de ambos sectores solicitaron al Gobierno del presidente Donald Trump que incremente los volúmenes de biocombustibles exigidos en la mezcla de carburantes a partir de 2026.
Un frente inesperado contra la electrificación.
El Instituto Americano del Petróleo (API), la Asociación de Combustibles Renovables y Growth Energy, entre otras organizaciones, enviaron una carta a Lee Zeldin, nuevo administrador de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), en la que destacan la importancia de los combustibles líquidos para la economía estadounidense y la necesidad de brindar a los consumidores diversas opciones energéticas.
“Aunque nuestras organizaciones no siempre han estado de acuerdo en todos los detalles, nos hemos unidos en reconocimiento del papel fundamental que desempeñan los combustibles líquidos en la economía estadounidense”, señalan en el documento.
Este consenso responde en parte a la decisión de Trump de revocar la orden ejecutiva de su predecesor, Joe Biden, que establecía que el 50 % de los vehículos nuevos vendidos en 2030 debían ser eléctricos. La medida buscaba reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, pero fue duramente criticada por la industria de los hidrocarburos y los biocombustibles.
Propuesta de nuevos volúmenes de biocombustibles
La EPA ya había fijado volúmenes de mezclas crecientes para los biocombustibles en los próximos años:
- 2023 : 20.940 millones de galones.
- 2024 : 21.540 millones de galones.
- 2025 : 22.330 millones de galones.
Sin embargo, los grupos firmantes de la carta buscan que estos volúmenes se incrementen aún más a partir de 2026, argumentando que reflejarían mejor la disponibilidad de materias primas y las inversiones en producción.
Hacia un marco regulador más estable
Los grupos también solicitaron que la EPA implemente normas plurianuales para el Renewable Fuel Standard (RFS) con el objetivo de proporcionar mayor estabilidad a refinerías y productores de biocombustibles. La incertidumbre en las regulaciones del programa ha generado volatilidad en los mercados y preocupación entre los inversores del sector energético.
Esta alianza estratégica entre dos industrias históricamente opuestas pone de manifiesto la creciente resistencia a la electrificación masiva del transporte y el interés por garantizar la permanencia de los combustibles líquidos en el mercado estadounidense.