La minería peruana iniciará una nueva etapa de crecimiento en 2025 con proyectos clave como Tía María y Zafranal. Según el Minem, la inversión acumulada entre enero y octubre de 2024 fue de 3.756 millones de dólares, un aumento del 1,9% respecto al año anterior. Para 2025, se espera una inversión total de 5.600 millones de dólares, consolidando la recuperación del sector.
Entre los proyectos más relevantes en cobre se encuentra la Reposición Antamina en Áncash, que con una inversión de 2.000 millones de dólares extenderá la vida útil de la mina hasta 2036. Esta iniciativa, liderada por un consorcio que incluye a BHP Billiton y Glencore, comenzará a construirse a mediados de 2025.
En Arequipa, Tía María iniciará su construcción con una inversión de 1.800 millones de dólares, con una producción esperada de 120,000 toneladas anuales de cobre a partir de 2027. El proyecto Zafranal, también en la misma región, requerirá 1.263 millones de dólares y proyecta una producción inicial de 128,000 toneladas anuales en los primeros cinco años.
En Apurímac, Las Bambas avanzará con nuevas fases de construcción en el tajo Chalcobamba, mientras Cerro Verde destinará más de 300 millones de dólares al mantenimiento de sus operaciones.
Las empresas mineras están impulsando la sostenibilidad y la diversificación energética. Yura, por ejemplo, inaugurará una planta de energía solar en Arequipa, que desarrollará hidrógeno verde para autoconsumo, con una inversión de 22 millones de dólares, posicionando a Perú como líder en energías limpias.
Mientras tanto, compañías como Anglo American buscan optimizar la producción en Quellaveco (Moquegua) mediante la expansión y modernización de sus operaciones.
Los nuevos proyectos mineros impulsarán el crecimiento del PBI de Perú, generando empleo y activando economías locales. Según el Instituto Peruano de Economía, las inversiones de 2025 consolidarán al país como líder en producción de cobre y otros minerales estratégicos.
Además, la reactivación minera promoverá el desarrollo de infraestructura, como carreteras y plantas de procesamiento, beneficiando a las comunidades locales y a la industria extractiva.