A medida que las operaciones mineras se expanden en todo el mundo, la calidad de la mineralización disminuye progresivamente. Esto significa que se requieren mayores volúmenes de roca para extraer la misma cantidad de material procesado, lo que aumenta el consumo de agua, energía y otros insumos. En respuesta a esta tendencia, es crucial reducir el consumo unitario, ya sea en metros cúbicos por tonelada de mineral (m³/tn-ore) o kilovatios-hora por tonelada (kWh/tn-ore).
El calentamiento global y el cambio climático han hecho urgente la descarbonización y la transformación de la matriz energética. Muchas empresas mineras, como parte del Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM), se han comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para 2050.
Mayor demanda de recursos en la transición energética
La transición hacia energías limpias está impulsando una demanda creciente de cobre y litio, materiales esenciales para las tecnologías sostenibles. Esto implica un mayor consumo de agua y energía, lo que exige a la industria minera optimizar sus procesos. Entre las estrategias clave están el uso de agua de mar desalinizada y el reaprovechamiento de agua fresca de fuentes naturales o tratadas, incluyendo aquellas provenientes del saneamiento y la agricultura. Además, se plantea la adopción de un enfoque de «efluente cero» para minimizar los desperdicios.
En el caso del agua dulce, el cambio climático incrementa la incertidumbre sobre la disponibilidad de recursos estables, por lo que se requieren soluciones tecnológicas innovadoras.
Proyecciones y retos
Se estima que para 2050 la demanda global de cobre podría alcanzar los 40 millones de toneladas anuales, lo que representaría un consumo aproximado de 5,116 millones de metros cúbicos de agua al año. Mantener el ratio actual de consumo de agua por tonelada de cobre requerirá medidas drásticas, como la mejora en la recuperación de agua de relaves, campamentos y otros procesos. Además, será esencial implementar tecnologías disruptivas para reducir el uso de agua y energía en cada etapa de la operación minera.
En países como Chile, el consumo promedio de agua en plantas concentradoras oscila entre 0.35 y 0.55 m³/tn-ore, dependiendo de si se utiliza agua dulce o de mar. En Perú, los valores varían entre 0.35 y 0.75 m³/tn-ore, lo que destaca la necesidad de trabajar en metas de reducción a corto y mediano plazo.
Innovación tecnológica como pilar
La sostenibilidad en la minería requiere de una combinación de innovación tecnológica y gestión eficiente de recursos. Esto incluye el uso de agua desalinizada, sistemas de recirculación en plantas, y tecnologías avanzadas como el aprendizaje automático (Machine Learning) y la inteligencia artificial (IA) para optimizar procesos. Según el Ing. Rafael Estrada, gerente de TI y control de procesos en Antamina, estas herramientas permiten retroalimentar decisiones operativas basadas en datos en tiempo real.
Por su parte, Tamiko Hasegawa, gerente de sostenibilidad en Anglo American Quellaveco, destaca la importancia de capacitar al personal para aprovechar al máximo las tecnologías innovadoras y fomentar una cultura de trabajo orientada a la innovación.
Hacia una gestión integral del agua
En el evento Perumin 35, se identificaron tres desafíos clave para mejorar la gestión hídrica en la minería: optimizar el uso y la reutilización del agua, fomentar una gestión integrada y participativa de los recursos hídricos, y desarrollar regulaciones que generen valor compartido entre empresas y comunidades. Pamela Antonioli, gerente del Hub de Innovación Minera, propuso cinco prácticas esenciales: tratamiento de aguas residuales, uso de tecnologías innovadoras, alianzas estratégicas, concienciación comunitaria, y un enfoque integral basado en cuencas.
El equilibrio entre minería y sostenibilidad
La minería no puede alcanzar estándares de gestión hídrica de alta calidad sin considerar las necesidades de las comunidades aledañas. Por ejemplo, la agricultura tradicional consume grandes cantidades de agua, pero el riego tecnificado puede reducir este consumo hasta en un 75%, mejorando la productividad. Es fundamental que las empresas mineras trabajen en conjunto con los sectores agrícola y ganadero para garantizar un uso sostenible del agua en toda la cuenca.
Este enfoque holístico permitirá equilibrar las demandas de la minería con las necesidades de las comunidades, sentando las bases para una gestión hídrica sostenible que beneficie tanto a la industria como al entorno social y ambiental.