La competitividad minera de un país es un tema multifacético que abarca factores económicos, políticos, sociales y ambientales. Según Rubén Arratia, director de Investigación en Metales Básicos y Preciosos de Wood Mackenzie, la industria enfrenta desafíos relacionados con la implementación de estándares ESG (medio ambiente, responsabilidad social y gobernanza) y la reducción de costos según el tipo de mineral extraído. Por ejemplo, el zinc prioriza costos bajos, mientras que el cobre y el oro dependen más de la fluctuación de precios.
En el ámbito político, Arratia resaltó que el desarrollo de la minería requiere estabilidad y visión a largo plazo, algo que depende de decisiones electorales responsables. También subrayó la necesidad de abordar problemas estructurales como la minería informal, vinculada al alto desempleo, proponiendo que el Estado impulse proyectos masivos en minería, agricultura e infraestructura para generar empleo.
El analista destacó que el Perú ha avanzado en temas ambientales y sociales, pero aún enfrenta retos en la gobernanza corporativa, como las largas jornadas laborales en ciertos sectores. Además, indicó que el financiamiento minero está cada vez más condicionado por las emisiones de CO2 y la transición energética, factores que los inversionistas consideran clave para aprobar nuevos proyectos.
Por último, Arratia afirmó que Perú, con sus más de 20 franjas metalogenéticas aún por explorar y su tradición minera, tiene el potencial para seguir siendo competitivo, siempre que adopte un enfoque integral en políticas, empleo y sostenibilidad ambiental.
