Un nuevo informe de Wood Mackenzie, una de las consultoras energéticas más importantes del mundo, enciende las alarmas sobre la capacidad del planeta para cumplir con los objetivos climáticos establecidos en el Acuerdo de París. Según la investigación, una serie de crisis globales, como la guerra en Ucrania y las tensiones geopolíticas, han puesto en peligro los compromisos de reducción de emisiones para 2030.
Prakash Sharma, vicepresidente de Wood Mackenzie, destacó que una serie de crisis —desde la guerra entre Rusia y Ucrania, hasta el creciente populismo en Europa y las tensiones comerciales con China— han afectado el avance en la transición energética. Estas crisis están dificultando que el mundo alcance los objetivos de reducción de emisiones para 2030. Aun así, el informe mantiene una perspectiva optimista para 2050, siempre que se tomen decisiones políticas y de inversión urgentes.
A pesar de los desafíos, el informe señala que el crecimiento de las energías renovables es imparable. Se espera que la capacidad instalada de fuentes renovables se duplique para 2030, aunque este ritmo aún está por debajo de lo necesario para cumplir con los compromisos internacionales. Por otro lado, el petróleo y el gas seguirán siendo importantes en el sistema energético mundial durante las próximas décadas, aunque su papel se verá cada vez más limitado por la creciente penetración de las energías renovables y el desarrollo de tecnologías de captura de carbono.
Aunque la capacidad de energías renovables se duplicará para 2030, esto quedaría corto frente al compromiso de la COP28 de triplicarla para ese año. A su vez, el informe anticipa que el petróleo y el gas seguirán siendo necesarios en el sistema energético mundial hasta 2050, pero destaca que la innovación en captura de carbono y en tecnologías de hidrógeno puede reducir significativamente las emisiones de estos combustibles.
Certeza política y transición hacia un futuro sostenible
Wood Mackenzie subraya la importancia de la estabilidad y certeza política para atraer inversiones que impulsen el desarrollo de nuevas tecnologías, el fortalecimiento de las cadenas de suministro y el acceso a minerales críticos. Sin estas medidas, los objetivos climáticos para 2050 y el límite de 1,5 °C de aumento de la temperatura podrían quedar fuera de alcance, impactando negativamente el futuro del planeta.